En el cine, el agente espía James Bond salva al mundo con la ayuda de modernos coches. Pero en la vida real, los agentes podrían estar usando nuestros vehículos como herramientas de espionaje, algo que una nueva normativa busca frenar.
Naciones Unidas y la Unión Europea (UE) se han percatado de este riesgo. Por eso, los reglamentos R155 y R156 de la ONU, relativos a la ciberseguridad y las actualizaciones de software asociadas, impondrán mayores requisitos a las empresas automotrices y a sus proveedores. La medida comenzará a aplicarse en la UE a partir del 7 de julio de este año.
Máquinas de espionaje con cuatro ruedas
En una entrevista con el periódico económico alemán Handelsblatt, el investigador Moritz Schularick explicó la relevancia de la ciberseguridad en el transporte y la calificó como una «cuestión de seguridad nacional».
«Se trata de datos sensibles que pueden ser sustraídos, incluso en los coches eléctricos. Desde el punto de vista de los servicios de inteligencia, con sus numerosos sensores y cámaras, no son más que máquinas de espionaje sobre cuatro ruedas», afirmó.
En diciembre de 2023, en un evento organizado por la Fundación Helmut Schmidt y DW en Berlín, Schularick dijo: «Estos coches que circulan por las calles de Berlín filman todo lo que ocurre a su alrededor y lo transmiten a sus empresas, incluidas sus matrices en China».
Y preguntó: «¿Es eso lo que queremos? ¿Queremos los millones de ojos y oídos de un Gobierno extranjero en nuestras calles?».
Los espías ya están aquí
El estudio Automotive Cyber Security publicado en marzo de 2024, que fue guiado por el Center of Automotive Management (CAM) en cooperación con la empresa Cisco Systems, demuestra cómo con la creciente interconexión y digitalización de los automóviles, la producción y la logística, aumenta el riesgo de ciberataques en esta industria.
«Las ciberamenazas en la industria automotriz continúan aumentando. Con la distribución de los vehículos definidos por software, la electromovilidad, la conducción autónoma y la cadena de suministro en red, los riesgos cibernéticos siguen creciendo», resumió Stefan Bratzel, director del estudio y del CAM.
El estudio utiliza ejemplos para mostrar lo vulnerable que es la industria. Hace dos años, el mayor fabricante de automóviles del mundo, Toyota, tuvo que interrumpir su producción porque un proveedor se vio afectado por «un presunto ciberataque».
Tesla también sufrió un ataque cibernético en marzo de 2023. Los piratas informáticos tomaron el control de un vehículo y pudieron llevar a cabo varias funciones. Por ejemplo, hicieron sonar la bocina, abrieron el maletero, encendieron las luces y manipularon el sistema de infoentretenimiento.
Medidas de la industria
Algunos fabricantes de coches están retirando modelos, en parte debido a las nuevas normas. Por ejemplo, Volkswagen dejará de producir el pequeño Up y la multivan T6.1. En tanto, los modelos Macan, Boxster y Cayman de Porsche solo se exportarán con «motores de combustión», según la agencia alemana DPA. Por su parte, Audi, Renault y Smart también dejarán de fabricar modelos antiguos.
El director ejecutivo de Volkswagen, Thomas Schäfer, declaró a DPA que las decisiones estaban justificadas por la elevada exigencia de las nuevas normas: «De lo contrario, tendríamos que integrar una arquitectura electrónica completamente nueva. Eso sería simplemente muy caro».
«La piedra angular» de la economía alemana
El rival Mercedes-Benz parece estar mejor preparado. La portavoz de la empresa, Juliane Weckenmann, declaró a DW que la «normativa no afecta a la cartera de Mercedes-Benz», ya que «todas nuestras arquitecturas cumplen los requisitos y están o estarán certificadas según las normativas R155/R156 de la ONU».
Christian Korff, miembro del consejo de administración de Cisco Alemania y cliente del CAM, concluye: «La industria del automóvil es una piedra angular de nuestra economía. No debemos permitirnos ninguna vulnerabilidad en el ámbito cibernético. Solo quienes ofrezcan vehículos y servicios seguros en todos los niveles podrán conservar la confianza de sus clientes».
CRÉDITOS: Dirk Kaufmann-Reuters
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